Carta a mi hija Dana...

Querida Dana:

Siempre pensé que algunos eventos cambiarían mi vida. Por ejemplo, cuando estaba en primaria, me decía que la secundaria sería lo mejor, cuando estaba allí, me decía que terminar el colegio sería lo mejor, cuando estaba en la Universidad, pensaba que sería mejor cuando sea profesional y tenga trabajo y gane dinero, inclusive cuando vivía solo, pensaba que sería mejor cuando me casara… La cuestión, es que si bien todos esos eventos fueron muy alegres: terminar la primaria, terminar el colegio, salir de la Universidad y casarme, ninguno cambió mi vida. El único evento que realmente cambió mi vida, fue el día en que viniste al mundo.

Y como dice la canción “Mi niña bonita”, creo que todos los hombres cuando van a ser padres quisieran tener un niño, luego les nace una niña y se sufre una decepción, pero después la quieres tanto, que cambias de opinión... Y no solo cambié de opinión, sino que hiciste el milagro de hacerme un ser humano que vive sin corazón, porque eso es lo que me has robado.


Cada día que te veo crecer, me siento el más orgulloso de los padres, en esta extraña aventura llamada paternidad, que he definido como el camino en el cual me voy transformando desde súper héroe (antes que vayas al colegio), hasta súper villano (sobre todo ahora que eres adolescente). Solo espero que con el tiempo, vayas cambiando de percepción para que me veas como el padre que más quiso a su hija.

Muchas veces me pregunto, si te estaremos criando bien. A veces me preocupa que pases tanto tiempo viendo internet o escuchando música; yo perdía el tiempo con la televisión y la música (es que no teníamos internet), y como sabrás, soy un poco antisocial; en este aspecto, realmente espero que seas más como tu mamá. A veces también me pregunto si te podré traspasar la poca sabiduría que he llegado a acumular en casi medio siglo de vida; sobre todo porque casi nunca tienes tiempo para pasar con tu viejo; sin embargo, veo que mis tiempos y tus tiempos, son totalmente diferentes, y me sorprendes siempre, por tu lógica, tu manera de ver el mundo y por como afrontas los problemas que se te presentan.

La única regla que he intentado seguir, es no hacerle a los demás lo que no quiero que me hagan. Es una buena guía, considerando que todas las culturas, en todo el mundo, la tienen como tal. Lo otro que es importante, es no rendirse, como mi mamá me decía, no hay peor gestión que la que no se hace, y como mi abuelo me decía, si te caes 3 veces, levántate 4.

Finalmente, gracias por ser tú. Gracias por hacerme el mayor de los elogios llamándome papá, tenerte como hija es el mayor orgullo de mi vida. Me has enseñado sobre el amor incondicional y la felicidad completa.

Disfruta de tu vida y aprovecha cada instante, la vida es corta.

Con todo mi amor,


Tu papi.

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