¿Para qué sirves?
Alguna vez uno de
los pocos buenos maestros que tuve, me dijo alguna vez, algo que se me quedó
grabado: “Para lo que te llaman, es para lo que sirves”… Luego de esto, siguió
explicando: “Si te llaman para trabajar, es que sirves para trabajar; si te
llaman para que cuentes chistes, es que para eso sirves; si te llaman nada más
para tomar licor, es que para eso sirves… Pero ten cuidado, porque si no te
llaman para ni mierda, es que para eso sirves, para ni mierda”…
Después de más de
veinte años de recibir esa enseñanza, no he hecho más que ratificar que esto es
muy cierto… A lo largo de la vida, conocemos a mucha gente, muchas veces,
cuando te refieres a alguien, dices “este tipo es muy divertido, tomarte un par
de tragos con él y pasar la tarde escuchándolo, es muy ameno; sin embargo,
jamás trabajaría en algo con él”, o puedes decir, “esta chica es un ladrillo
para trabajar, siempre perfeccionista, muy minuciosa y atenta a los detalles;
pero parece que le falta algo en su vida, dado que solo trabaja y nunca se
divierte”… Y efectivamente, hay mucha gente “monotemática”, de esos que su
mundo entero es su familia o su mundo entero es su trabajo… Los otros aspectos
de su vida, no existen o están minimizados…
El otro día vi con
mi hija la película “Inside out” (creo que aquí la han titulado “Intensa-mente”),
y trataba de unos muñequitos que habitan en nuestra cabeza en general, y en la
cabeza de la niña protagonista en particular, que son nuestras emociones: la
alegría, la tristeza, el temor, el disgusto y la ira… Habían recuerdos, que se
dividían en recuerdos normales, que se iban acumulando y llegado el momento
pasaban al olvido, y recuerdos trascendentes, que podían formar islas en la
mente de la niña, de ese modo, tenía una isla de la amistad, una isla de las
bromas, una isla de la honestidad, una isla de la familia, etc. todas llenas de
recuerdos trascendentes… Y a medida que se desarrolla la trama y la
protagonista pasa por dificultades, algunas de estas islas se van desmoronando
y caen en el abismo del olvido, o sufren estragos… Y claro, algunas islas
nuevas van surgiendo, como la isla de la moda, o la isla de los chicos, cuando
se vuelve adolescente…
A lo que iba, es
que si usamos el argumento de la película, las personas monotemáticas son
aquellas que en su mente, solo tienen espacio para una única isla, o en todo
caso, como esto es imposible, digamos que tienen una isla que ocupa el 90% de
sus pensamientos, y tienen algunas otras pequeñas, tan pequeñas, que son
prescindibles.
Tomemos por
ejemplo, a los “trabajólicos”, aquellos para los cuales lo único es el trabajo,
los únicos recuerdos trascendentes en sus cabezas, están relacionados con su
trabajo, no se divierten, no salen con amigos (creo que no los tienen), no
salen con su familia, no tienen pasatiempos, su vida fuera de la oficina está incompleta,
por decir lo menos… Lo malo, con las personas que son así, es que empiezan a
desarrollar una serie de pensamientos irracionales, relacionados a las llamadas
“falacias”: del control (creen que toda la organización gira en torno a ellos y
que sus acciones son las que ejercen control sobre el sistema), de la justicia
(creen que sus posiciones son justas, y que cualquier cosa que se opone a sus
deseos es injusta), del cambio (creen que los demás deben cambiar para que todo
salga como ellos quieren), de la razón (creen ser dueños de la verdad absoluta,
y quienes no están de acuerdo son estúpidos) o de la recompensa divina (creen
que hay alguien que lleva las cuentas, así que en algún momento, todos sus
“enemigos” -quienes no están alineados con su pensamiento-, serán castigados y
arderán en el infierno), y por otro lado, al tener una sola isla en la cabeza,
sus prioridades se trastocan, dándole importancia a cosas que realmente no la
tienen.
Yo por ejemplo, he
llegado a la conclusión que mi trabajo, (pese a que me encanta lo que hago), no
es de mis primeras prioridades, y si te pones a comparar qué es más importante,
resulta que para mí, el trabajo está debajo de mi familia nuclear (mi esposa y
mi hija), está debajo de mis familiares (abuelos, padres, hermanos, tíos,
sobrinos, primos y demás relacionados con el que en vida fue), está debajo de mis
amigos (de esos que cuando encuentro uno, es un tesoro), está debajo de mi
salud, de mi desarrollo personal, etc… ¿Qué está debajo del trabajo en el orden
de mis prioridades? Probablemente, solo el entretenimiento (o sea, ver tele,
ir al cine, escuchar música, bailar, leer, etc.)…
Si bien al
trabajólico, lo llamaremos siempre para trabajar, (lo que demuestra que para
eso sirve), debe ser frustrante para esa persona que solo la llamen para eso, y
debe contribuir a que la persona se siga refugiando en el trabajo, porque no
tiene amigos que lo llamen para divertirse, o su familia ya no lo llama porque
total, nunca viene, pues siempre está trabajando…
Pensar en nuestras
prioridades es importante, debemos hacerlo periódicamente, porque cuando las
tenemos claras, no vamos a perdernos las actuaciones de nuestros hijos por
quedarnos en la oficina, no vamos a dejar de pasar tiempo con ellos un domingo
porque había que ir a la oficina a ponerse al día, o no los ayudamos con sus
tareas o jugamos con ellos porque nos llevamos el trabajo a nuestra casa y no
tenemos tiempo…
Al final, cada una
de nuestras “islas de recuerdos” es importante en nuestra vida, hay que darles
la dimensión correcta, y llenarlas de recuerdos trascendentes, de esos que te
dan sensaciones pasajeras que te conmueven… Como dice Patrick Modiano, en su
novela ‘Más allá del olvido’, “y si la felicidad consistía en esa embriaguez
pasajera que experimentaba aquella tarde, entonces, por primera vez en mi vida,
era feliz”…
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