Algunas Explicaciones de por qué algunos peruanos son como son… Parte III
Ya les tocó a
nuestros padres y a nuestros maestros… ahora, hablemos de nuestro entorno… Si
Kal-El no hubiese sido encontrado por los Kent, ¿hubiese sido Superman un
súper-héroe? Tal vez le hubiese pasado lo mismo que a Megamente, que cayó en una
cárcel y se volvió súper-villano…
Resulta natural que
nuestro círculo de amigos (en mi época era presencial) o red social (ahora, que
es virtual mayormente), influye en nosotros como nosotros influimos en él…
Cuando llega una persona nueva al grupo, el grupo cambia. Por ejemplo, cuando
entré al Centro Nikkei de Estudios Superiores, siempre que quedábamos para
hacer algo a cierta hora, todos llegaban una hora después… Al entrar al grupo, (yo
que siempre he sido puntual, algo que me transmitió mi papá), varias veces esperé
esa hora… Con el pasar del tiempo, y al entrar en la dinámica, entendí que las 6.00
pm eran las 7.00 pm, así que empecé a llegar por si acaso a las 6:30 pm, y
ellos supongo que por consideración, empezaron a llegar media hora más
temprano… Los sistemas siempre buscan equilibrio…
Hablando del tema
presencial y virtual, antes cuando querías jugar, salías a la calle a buscar a
tus amigos, si era cumpleaños de alguno le dabas un abrazo y si uno se enfermaba
con algo contagioso, pues todos nos enfermábamos de lo mismo… Ahora, si quieres
jugar con tus amigos, los invitas a tu Farmville, y si hay cumpleaños le mandas
un mensaje por FB, y si tu amigo le da like, es que se produjo el abrazo… En
todo caso, podría decirse que ahora las relaciones son más “higiénicas”, ya que
por la PC no hay olores ni se transmiten microbios o bacterias…
Una vez que salí de
vacaciones con unos amigos (éramos 4 parejas, y mi hija adolescente llevó a dos
de sus amigas para no aburrirse), pero entre las otras 3 parejas, tenían 4
niños de edades más o menos parecidas… Un día, los encuentro a los 4 con sus
Nintendo DS, todos y cada uno concentrados en su aparato, y les pregunto ¿Qué están haciendo niños? - Chateando - ¿Con quién
chatean? - Entre nosotros pues - ¿Y por qué no conversan no más? - Tío, ¿y cómo
vamos a enviarnos los emoticons?... Y ahí me di cuenta
que los chicos eran de otra generación, y me sentí bien viejo…
Retomando el tema,
nuestros amigos muchas veces nos definen, se nos pega la manera de hablar, de
caminar, de bailar… Claro, no sé cómo será ahora, se bajarán los mismos emoticons
seguramente… La cuestión es que he tenido suerte, pues a lo largo de la vida he
tenido muchos entornos para interactuar, de todo tipo y nivel socio-económico,
el quedarme huérfano al empezar la Universidad, el pasar de estudiar en el
mejor colegio particular de Trujillo a la Universidad Nacional de Ingeniería, el
vivir en el Cercado de Lima, en San Isidro, en San Borja, en Santa Catalina, o en
Comas; el haber sido beneficiario del Programa de Crédito Educativo, y el
convertirme en el Director más joven de la Asociación Peruano Japonesa (en
agradecimiento al Programa que me permitió ser profesional, claro, después
entró mi amigo Pepe Sano de director y me quitó el record), el haber trabajado
en el sector público y en el sector privado, el haber tenido la suerte de
viajar por becas o trabajo al exterior y relacionarme con gente de muchas
partes del mundo; me han dado una gran variedad de entornos distintos en los
que he tenido que interactuar y que han ido moldeando mi manera de ser de algún
u otro modo…
Dentro de todo, mi
experiencia con entornos diversos si bien la considero limitada, creo que ha
sido muy fructífera, reconozco que he tenido mucha suerte, pues la mayoría de
ciudadanos de nuestro país no salen de un único círculo, círculos de niveles
socio-económico-culturales muy bajos, donde el mal ejemplo y los valores
trastocados son los que rigen, crecer en medio de una pandilla, o crecer en un
entorno de extrema pobreza debe parecer un círculo vicioso que nunca terminará…
A esto, terminé mi
carrera profesional gracias al crédito educativo que me dio la Asociación
Peruano Japonesa; cuando postulé, era un programa de JICA (la Agencia
Internacional de Cooperación del Japón, por sus siglas en inglés), que lo
instituyó en varios países de América Latina, como Brasil, Argentina, México y
Perú (entre otros), en los años setenta. La idea era prestar dinero a
estudiantes de escasos recursos para que puedan terminar sus estudios
universitarios. Esta inyección de dinero de JICA, se produjo durante un tiempo
estipulado, luego del cual, se suponía que con los dineros devueltos, se
formaría un círculo virtuoso, de manera que siempre se ayude a nuevas personas;
la cosa es que la hiperinflación en América Latina de los años ochenta, hizo
que el programa desapareciera en casi todos los países, y aquí en Perú, estaba
por desaparecer, hasta que nos juntamos un grupo de beneficiarios del Programa,
Rafael Yamashiro, Gustavo Yamada, César Morisaki, quien escribe, (además de
otros muchos), y Akira Higa (éste último no era beneficiario); primero, para
hacer actividades y alimentar el Fondo, luego creando una empresa que genere
ingresos para sostenerlo, después cambiando los préstamos de soles a dólares, y
finalmente convirtiendo al programa en un departamento de la Asociación, para
darle presencia en los directorios y mantenerlo vivo. Una vez
conseguido esto, establecimos una serie de criterios para asegurar objetividad
en los procesos de selección de beneficiarios, mejoramos la recuperación, se estableció un programa de padrinos (ex
beneficiarios apadrinan a beneficiarios), etc. En resumen, el crédito educativo
solo subsiste en el Perú y hasta hoy, se sigue apoyando a jóvenes
universitarios.
Mi amigo Gustavo
Yamada, hoy decano de Economía de la Universidad del Pacífico, quien fue parte importante
de este grupo, que convirtió al Programa en lo que es hoy, y con quien
compartimos siendo miembros de los primeros directorios, dijo hace poco en una
entrevista que le hizo “El Comercio”, que lo que hace falta en nuestro país es
igualdad de oportunidades, “en todas las sociedades que han avanzado, el
desarrollo de la educación ha sido clave. Te posibilita crecer y da legitimidad
a la movilidad social. Llegas a cierto lugar porque te esforzaste, porque
“chancaste”. Yo creo que no se trata de igualar los ingresos, sino igualar las
oportunidades. Las diferencias son legítimas y necesarias porque dan sentido a
que te esfuerces.” Y yo agregaría que al existir igualdad de oportunidades, las
personas frecuentarán entornos más uniformes, y espero que estos grupos de
valores trastocados tiendan a desaparecer…
Suena idealista,
pero, que quieren que les diga, otro de mis entornos favoritos, (que aún intento
mantener) es el de la Asociación de Ex Participantes del Barco de la Juventud
Mundial (SWYAA Perú, por sus siglas en inglés), quienes con cada nuevo grupo de
jóvenes participantes, (el último viajó este año 2015, y la menor del grupo tiene
solo dos años más que mi hija), me inyectan su juventud en las pocas reuniones
a las que puedo asistir cuando me da el tiempo, y no me dejan acostumbrarme a
la realidad, manteniendo aún mi vena soñadora e idealista…
¿Ven? Un viejo como
yo, aún puede tener ideas revolucionarias… A lo largo de mi vida, he aprendido
a creer en mí mismo, en mi familia y en mis amigos… Y las enseñanzas recibidas acerca
de no poder, que descansar es bueno, que trabajar es un castigo, que siempre
hay atajos para lograr las cosas, y además, si te portas mal no pasa nada;
porque ser criollo o ser vivo, es un valor, y si haces las cosas correctamente
eres tonto; se pueden desaprender, y la verdad, es que resulta irracional
esperar que la gente cambie (falacia del cambio), por lo cual, yo sigo dejando
que los peatones pasen ante mi auto, aunque el conductor de atrás me toque el
claxon y me insulte, y espero que algún día todos hagamos lo mismo (no lo del
claxon y el insulto, sino lo otro), porque el verdadero cambio, empieza en
nosotros mismos…
Comentarios
Publicar un comentario