Algunas Explicaciones de por qué algunos peruanos son como son… Parte II
Ya hablamos de nuestros padres, ahora hablemos de nuestros
maestros… De nuestros ineptos profesores en general, (porque en particular
conozco a algunos maestros muy buenos), de los que hacen las marchas del SUTEP,
de los que cuando declaran nos preguntamos cómo es posible que les permitan a
esas personas tener contacto con niños, de esos que cuando vemos los resultados
de las evaluaciones que se les hace, o las evaluaciones que les hacen a los
alumnos, (pésimos en comprensión lectora (15.9%) y matemáticas (7.2%), en el
2007, según UNICEF… Se dice que en el 2013 esos valores han aumentado a 33.0% y
16.8%; que si bien hay un avance, sigue siendo pésimo), nos dan ganas de
arrancarnos los ojos...
Eso es en general, porque debo reconocer que gracias al esfuerzo de mis
padres, tuve una educación privilegiada, de esas que hemos gozado el 8% de los
peruanos, según un estudio de la Universidad Católica (lo de pontificia aún
está en discusión legal), sobre 2,439 colegios de donde provienen sus alumnos (un
poco sesgado, pero revelador), que determinó que solo 22 eran excelentes y 170
muy buenos.
Y aún en colegios muy buenos (como el mío por ejemplo), salvo honrosas
excepciones, hay muy pocos maestros que recuerde que hayan causado una gran
impresión en mí, recuerdo a la mayoría por lo malos que eran.
Bueno, esos malos profesores son los que nos comunican con excesiva
alegría, (en el nido y en la primaria principalmente), que “el próximo lunes ha
sido declarado feriado, así que no hay que venir al colegio, ¡yeeeeeah!”, o peor
aún, cuando hacemos algo malo nos castigan mandándonos hacer un “trabajo”
adicional. Si así era en mi colegio, ¿cómo será en los colegios no
privilegiados? ¿Cómo será en los colegios dónde hay un solo profesor que enseña
a alumnos de primaria y secundaria en la misma aula? Y lo más preocupante, ¿qué
podemos esperar de una juventud a la cual se le inculca que no ir a educarte es
motivo de celebración, y que el trabajo es un castigo?

Recuerdo a un excelente profesor (que en paz descanse
y que enseñaba historia), que cuando pasamos a secundaria fue nombrado “director
de normas educativas” (ahora sería lo que llaman "regente"), quien pasaba los lunes salón
por salón a dar las notas de los exámenes de la semana anterior, (en mi colegio dábamos exámenes todas las semanas), y tenía una
tabla de 50cm de largo x 10cm de ancho x 2cm de grosor, con un
mango, y que en la parte plana tenía una especie de hendidura (que hacía un efecto de succión)… Empezaba a pasar
lista y nos iba cantando las notas, cuando alguien era desaprobado, tenía que
salir al frente haciéndose acreedor a tantos palazos como la diferencia entre
los puntos necesarios para aprobar y la nota obtenida… Así, quien sacaba cero
recibía 11, quien sacaba uno recibía 10, quien sacaba 2 recibía 9, etc… Durante
su regencia, recuerdo que pasamos a ser el mejor colegio de la región en
aprovechamiento… A ese palo, lo bautizó con el nombre muy adecuado de “consejo
paterno”… Claro, seguramente hoy lo mandarían a la cárcel y lo crucificarían en
las redes sociales, pero antes, no había tanto pandillero como hoy, los hijos
no contestaban a los padres faltándoles el respeto como ahora, y además, como
dice la biblia, “No rehúses corregir al muchacho, porque si lo castigas con
vara, no morirá. Lo castigarás con vara…” (Proverbios 23:13-14). Y por favor,
no confundir disciplina o corrección con abuso o maltrato…
Mi promoción fue excepcionalmente buena, de mi salón, ingresamos a la
universidad 33 de 42 al primer intento; también recuerdo que en los cuadros de
méritos, mi salón siempre era el primero en aprovechamiento, y claro, siempre los últimos en conducta…
Por otro lado, recuerdo a algún maestro que te pasaba de año si había
algún “regalito” de por medio, de etiqueta azul por ejemplo; (bueno, a mí me
contaron), al menos ese tipo de maestro desarrolló en algunos habilidades de
negociación y alimentó su extroversión… Algunos de mis compañeros que alguna
vez hicieron el “regalito”, son hoy grandes empresarios y excelentes
negociadores…
Recuerdo a algún maestro que solo exigía a los que se esforzaban, no
prestaban atención a los alumnos de “media tabla”, y se burlaban de los de
aprendizaje más lento, dando continuidad al mensaje inicial de nuestra mamá de
“no poder”…
Recuerdo a un maestro que parecía preocuparse por nosotros, y
probablemente su preocupación era sincera, pero acompañada a su preocupación
había claros indicios de condescendencia, en que no nos exigía el alcanzar
nuestro máximo potencial, pues con logros mediocres podíamos pasar de año… Transcurrido
el tiempo, entendí que más fue el daño que nos hizo que el beneficio… Y además,
descubrí que alguno de mis compañeros lo odiaba con todo su entusiasmo…
Recuerdo a un maestro que parecía que sabía, y nos daba la lección con
voz grave y segura, que en su “afán de preocupación” les daba clases de
nivelación a los compañeros que no estaban al día (business son business), y
recuerdo también que cuando la mayoría ingresó a la Universidad, uno de mis compañeros,
hoy gerente de una corporación internacional, me dijo, “nos estafó”… Bueno, la
diferencia entre el nivel del colegio y el nivel universitario supongo…
Recuerdo a un maestro que parecía no preocuparse por nosotros, su clase
consistía en decirnos “ocúpateee…” de tal tema, y mientras nosotros revisábamos
libros o la maravillosa enciclopedia bruño (la limitada Wikipedia de nuestra época),
él se la pasaba leyendo su periódico, no recuerdo jamás que nos haya dado bien la
lección, y cuando alguna vez intentó hacerlo (clase de la revolución francesa),
pronunciaba los nombres como se escribían… El tema es que a pesar de no
enseñarnos las lecciones, creo que al final nos enseñó a leer, a investigar y a
ser conscientes que al maestro no le importamos; cosa que me fue de muchísima
utilidad cuando entré a la Universidad, porque precisamente, muchos
catedráticos hacen sus clases de ese modo… Ni qué hablar de las clases de
maestría, todos (salvo uno) enseñaban de ese modo… Al final, cuando nos hemos
juntado a nuestras bodas de perla, 30 años después, resultó que a ese maestro, todos
lo recordábamos…
Uno siempre recuerda lo mejor y lo peor; sin embargo, uno de los que
consideré de los peores resultó ser quién más me enseñó… Claro, supongo que
algunos de mis compañeros, que simplemente se dejaron estar en su clase, habrán
recibido su dosis de “tú no puedes” aprender por tu cuenta…
En fin, durante nuestra educación, hemos seguido recibiendo mensajes de
“no puedes”, y hemos reforzado los conceptos de que faltar a nuestras
obligaciones es motivo de alegría y que trabajar es un castigo…
Y no es que no existan buenos profesores, los hay; pero como se dice en toda
democracia, “mayoría manda”…
CLARETIANO SOL DE ILUSIONES. PRUEBA
ResponderEliminarPROBANDO PROBANDO
ResponderEliminarAHORA SI, MI OPINION ENSEGUIDA
ResponderEliminarNANDO,DE LOS PROFESORES QUE NOS ENSEÑARON YO RECUERDO LA HUELLA QUE DEJARON EN MI. OCUPATEEE,LA TRISTE REALIDAD DEL MAGISTERIO PERUANO, ESCRIBIA MONT-GOMERY Y ESCRIBIA CHAICOSQUI, PARA QUE MAS. EL DE DIBUJO ME ENSEÑO QUE NO NECESITAS CORBATA PARA GANARTE LA VIDA, AUNQUE YO LA ÚSE TODOS LOS DIAS. EL RESPETADISIMO DE LAS CLASES PARTICULARES. ME ENSEÑO QUE EL ESFUERZO VALE LO MISMO QUE LA PLATA Y QUE EL CEREBRO. EL DE MAL ALIENTO ME ENSEÑO QUE NO VALE HACER HIGADO CON MOCOSOS MALCRIADOS. EL DE APELLIDO DE FRUTA ME ENSEÑO QUE LA CURRICULA DE SECUNDARIA TENIA COSAS INTERESANTES. EL DE NOMBRE PERSA ME ENSEÑO QUE PODIAS COMER EN RECREO SIN LLEVAR UN SOL AL COLEGIO Y EL DE EDUCACION FISICA QUE NO TODO ES UNA PELOTA, PERO A ESTE PROFESOR YO LE AGRADEZCO ALGO, MUY SIMPLE, QUE EL DEPORTE TE EXIGE LO MISMO QUE UN ENREVESADO PROBLEMA DE FISICA Y QUIMICA....QUE LA VIDA AL FINAL TE PEDIRA LO MISMO QUE 5,000 METROS PLANOS.
ResponderEliminarNANDO, ME COSTO PUBLICAR ESTO, POR ESO PRIMERO PROBE. AL FINAL TAMBIEN ESTO, QUE PARA TODOS PUEDE SER FACIL, A MI PIDIO CIERTA DOSIS DE CONSTANCIA, CERCA DE UNA HORA, TE FELICITO POR EL BLOG, ESTARE PENDIENTE, COMO TE DIJE, PUBLICAS REFLEXIONES INTERESANTES, UN ABRAZO
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