¡La Importancia de lo Importante!
En mi artículo anterior, hablaba de las leyes de
Herzberg, y podrán notar que las dos primeras, mencionan la palabra “importante”… Cuando lleguemos a la Motivación 3.0[1],
veremos que ésta es intrínseca, es decir, existe en nosotros y
nace de nosotros mismos, es por eso que tenemos que tener especial cuidado con nuestros
colaboradores cuando opinamos respecto de lo que es importante, o para ser más
específico, de lo que no es importante.
Algo que aprendí hace mucho tiempo, (hará
un poco más de 20 años), en mi primer trabajo gerencial, (que casualmente fue mi
primer trabajo, en el cual ascendí desde practicante hasta Gerente General en
un lapso menor de dos años), es que lo más grave que puede decir un gerente es
“No importa”… Estos “no importa”, se pueden decir verbalmente o con actos,
gestos, actitudes o dando el ejemplo. Como gerentes, debemos estar atentos a no hacerlo. Si bien
hasta ahora (en ya cuatro artículos sobre el tema), no he revelado aún cómo es
que se motiva a la gente; les aseguro que esa pequeña frase de solo dos
palabras, es lo más desmotivador que existe.
Entonces, pasaré a escribir utilizando el método
socrático, es decir, a medida que vayan leyendo, espero que empiecen a mover la
cabeza de arriba hacia abajo, asintiendo cada vez que lo que leen les parece
lógico…
¿Han escuchado eso que se dice, que “escobita nueva
barre bien”?, pues no hay nada más cierto; imagínense que contratan a su nueva
secretaria. En el mismo momento en que le anuncian a la hasta hace poco
candidata, que ella era la seleccionada, ¿se sentirá contenta y estará
“motivada” a hacer bien su nuevo trabajo? Seguro que sí.
Entonces, ¿cuál sería la probabilidad que el primer
día se ponga sus mejores ropas? Probablemente el 100%, ¿cuál será la
probabilidad que se ponga su mejor perfume y se maquille bien? Seguramente el
100%, y ¿cuál será la probabilidad que llegue muy temprano a la oficina, tal
vez media hora o más antes de la hora de ingreso? Si, debe ser 100%...
¿Cuál es la probabilidad que cuando llegue no haya
nadie solo excepto los vigilantes y el personal de limpieza? ¿Cuál es la
probabilidad que pregunte dónde será su sitio? ¿Cuál será la probabilidad que
se acerque al sitio y se ponga a curiosear, tanto éste como la puerta cerrada
donde trabaja su jefe? Todas estas probabilidades son muy altas… ¿Por qué?
Porque ya lo dijo Herzberg: Su nuevo trabajo es muy importante para ella…
Va pasando el tiempo, y empiezan a llegar los primeros
trabajadores, que son los que odian el tráfico, o los que dejaron algo
pendiente o los que les gusta llegar temprano para que los vean… Y su jefe no
llega… Se acerca la hora del ingreso, y empieza a llegar la mayoría… Llega la
hora de ingreso, y llegan corriendo los que no quieren llegar tarde… Pasan 5,
10, 15 minutos, y llegan los últimos rezagados… Y de su jefe, nada…
A los 30 minutos, se empieza a preocupar, seguramente
algo le ha pasado a su nuevo jefe… A los 45 la ansiedad se le nota en el
rostro, algo malo ha pasado… Mejor empezamos a llamar a los hospitales… Pasada
más de una hora, llega el jefe, silbando como si nada, entra a su oficina y ni
le presta atención… Sin decirlo verbalmente, acaba de comunicarle que
la puntualidad no es importante…
La llama después de dos horas, y ni la mira; (con lo
cual, no importa arreglarse bien), y le indica que necesita una carta y le da
los detalles de lo que necesita… Ella regresa a su módulo, y empieza a poner
manos a la obra… Es su primer encargo, es muy importante… Con mucho cuidado,
termina la carta y la revisa… No, no le gusta lo que redactó, así que empieza a
corregir… Lo hace varias veces, hasta que sin estar totalmente contenta, decide
imprimir porque ha pasado ya media hora…
Cuando imprime, la impresora se atora, y la carta sale
manchada… ¿Probabilidad de volver a imprimir? Seguramente 100%... Lo vuelve a
hacer y ya tiene su primer trabajo… Toca la puerta y entra con la carta, como
si estuviera cargando una joya muy valiosa, y de reojo, está revisando
nuevamente… Antes de llegar donde su jefe, se da cuenta que en un párrafo ha
colocado un doble espacio, lo cual ha arrastrado a una palabra larga a la
siguiente fila y se ve raro… Se siente mal, lo que está a punto de entregar no está
bien pero han pasado casi 45 minutos, así que sonrojada, entrega el trabajo y
con un poco de vergüenza, le cuenta a su jefe el “problema”… Mientras tanto, el
jefe estaba jugando solitario, y lo primero que dice al notar su presencia es “¿Qué
quieres? ¿Esa es la carta? Caramba, ¡qué rápido!” (o sea, tardar casi una hora
en redactar una carta simple es aceptable, y luego de escuchar sobre el
problema de la carta, le dice: “¡Pero si ni se nota!”… ¿Cuál es la probabilidad
que a partir de ese momento, las cartas que entregue contengan errores?
Seguramente muy alta, porque eso dejó de ser importante…
La vuelven a llamar en tres horas más, mientras estaba
sin ningún encargo, empezó a ordenar papeles, a diseñar lomos de archivador, a
llenar su agenda, a revisar el tarjetero, etc… Se mantiene ocupada porque todo,
(salvo arreglarse bien, llegar temprano y cometer algunos errores en sus
cartas), aun es importante para ella… Esta vez, el jefe le pide el expediente
de un cliente, ella va al archivo y no lo encuentra, empieza a ver que el orden
del archivo no es el más eficiente, comienza a arreglarlo de acuerdo a su
criterio, pero el expediente no aparece… Pasan dos horas, ya casi es la hora de
salida y no encuentra lo solicitado… Muriéndose de vergüenza, decide entrar a
la oficina y decir lo que pasa al jefe, quien cual buen gerente “burro”[2],
decide ir el mismo al archivo y buscarlo… No pasan ni cinco minutos, le muestra
el expediente y dice “¿Ves? Aquí estaba”… ¿Cuál es la probabilidad que decida seguir
arreglando su archivo? Seguramente ya no tan alta, total, su jefe encuentra
todo… y peor, ¿cuál es la probabilidad que la próxima vez, no esperará tanto
para que su jefe venga y encuentre lo pedido?, si pues, el orden dejó de ser
importante y decirle al jefe que no es capaz de encontrar las cosas tampoco lo
es…
Con esos mensajes día a día, porque el jefe sigue llegando
tarde, le firma cualquier cosa sin revisar, hasta con errores de ortografía, y ya
ni le pide las cosas, pues el mismo se acerca al archivo a buscar lo que
necesita, entre otras cosas… Entonces, quien pudo ser una eficiente secretaria,
se acostumbra a llegar tarde, un día no tiene tiempo de arreglarse, así que
poco a poco cuando llega, su primera tarea es maquillarse en el escritorio,
hasta que un día decide ni siquiera hacerlo… Casi seguro que cuando pasen unos
3 meses, no se maquillará, irá a trabajar en buzo, y hará su trabajo cada vez
peor… Y así es como se mata la motivación…
Si como jefes, no sabemos elogiar cuando se debe,
empezamos a lanzar la frase “no importa” por omisión; hay que elogiar a quien es
puntual, ordenado, arreglado (sin que suene a acoso sexual), eficiente, etc. Por
otro lado, si quieres que tus colaboradores sean puntuales, o la característica
que quieras, tú mismo sé puntual o practica la característica deseada, pues si llegas
tarde a todas las reuniones y compromisos; o con tus actos das el mensaje
incorrecto y no practicas lo que predicas, les estás diciendo a tus
colaboradores que “no importa” ser puntual o lo que sea que quieras que ellos
sean, y una acción vale más que mil palabras. Si no llamas la atención a tus
colaboradores cuando se equivocan, les dices que no es importante que lo hagan.
A raíz de este aprendizaje, obtuve otro que creo que
sirve para la vida; y es que uno mismo debe ser importante; porque cuando eres
importante para los demás, querrán pasar el rato contigo, y el tiempo, es lo
más valioso que una persona puede darte… Las personas te esperarán a que
llegues a las reuniones, y lo harán con ansias, porque para los demás, es
importante que estés con ellos… Sobre todo con tu familia y con tus amigos… Así
que por favor, ¡Sean importantes para quienes les importan!...
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