¿De género o degenero?...

Casi todas mis amigas defienden su género ante la injusticia machista, porque somos iguales; sin embargo, la gran mayoría de ellas, espera que uno como hombre, la deje pasar primero, le ceda la acera, le abra la puerta y hasta pague las cuentas… Podría afirmar que una gran cantidad de mis amigas, son feministas en la discusión, pero machistas en la acción…

De otro lado, algo que me llama la atención, es que entre todos mis amigos en general, resulta que los más apegados a las prácticas religiosas, son precisamente algunas de mis amigas… En efecto, y hablando como siempre en general, las personas más religiosas en mi grupo de amistades, resultan ser mujeres…

En un aparte y aunque no lo crean, no me considero ateo sino agnóstico, (a pesar que como científico, debería promover que “la ciencia aún no demostrada, se atribuye a Dios o se le llama magia”), pues yo creo que la verdad científica tiene un límite; tal vez, se deba a que aún no entendemos la ciencia suficiente para explicar lo que ocurre más allá de ese límite; o simplemente, resulta que pasado ese límite, no existe una razón más que la existencia de una fuerza superior. En ese sentido, creo que en lo que no creo, es en la religión… Mi credo es aplicar la Ley de Oro, de la cual he escrito anteriormente.


¿A qué viene todo esto? A que algunas de mis amigas que son sumamente religiosas, y que además suelen discutir por problemas de género, no caen en la cuenta, que cualquiera sea la religión que profesen, (religiones tradicionales, excluyo los credos “modernos” como la Iglesia Maradoniana, la Iglesia Unida del Tocino -The United Church of Bacon-, la Primera Iglesia de Bob Esponja -First Reformed Church of Spongebob Squarepants-, el Brahatmanariyú, la religión Presliteriana, los raelianos, etc.), éstas son extremadamente machistas, donde la mujer no vale nada.

Para los creyentes cristianos (católicos, evangélicos, protestantes y sectas alrededor), la Biblia tiene muchos pasajes sumamente machistas sobre cómo tratar a nuestras esposas, (que no pienso escribir, pero los pueden buscar): Efesios 5.22-24, Tito 2.3-5, Hechos 5.29, 1 Corintios 11.3, Mateo 5.36, entre otros; y también hay otros verdaderamente preocupantes, sobre todo en el antiguo testamento: Deuteronomio 25:11-12, Deuteronomio 22:28-29, Jueces 19:22-29, entre otros… Para los creyentes musulmanes es un poquito peor, porque digamos, pegarle a tu esposa está permitido en el Corán: “Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres en virtud de la preferencia que Alá ha dado a unos sobre otros y de los bienes que gastan. Las mujeres virtuosas son devotas y cuidan, en ausencia de sus maridos, de lo que Alá manda que cuiden. ¡Amonestad a aquéllas de quienes temáis que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles! Si os obedecen no os metáis más con ellas”. (4,34), o, “¡Vuestras mujeres son campo labrado para vosotros! ¡Venid, pues, a vuestro campo como queráis!” (2,223)… Por otro lado, el exegeta islámico Al-Fakhr Al-Razi ha expuesto las razones por la cuales los hombres son superiores a las mujeres: “Sabed que la superioridad del hombre sobre la mujer es un hecho reconocido. En los avatares de la vida, el hombre es muy superior a la mujer por las razones siguientes: Por la inteligencia, por la diva, (precio de la sangre, pagada a los familiares de un hombre asesinado), por la herencia (la mujer recibe como máximo, la mitad que el hombre), por la propia competencia para ejercer los cargos de Imam, de Qadi y de Xahid, por ser el hombre el que se casa con la mujer o el que puede vivir en concubinato y no al revés, por la potestad que tiene el marido de repudiar a su mujer y de readmitirla, con o sin el consentimiento de ella, en cambio la mujer no puede repundiar a su marido; una vez repudiada no puede exigir al marido que la readmita o, al contrario, no puede oponerse a que el marido la obligue a retornar al domicilio conyugal; finalmente, porque la parte de los bienes obtenidos como botín de guerra es mayor en un hombre que en una mujer”; ¿qué les parece?...

Buda dijo que las mujeres podían alcanzar la iluminación al igual que lo hacían los hombres y las admitió en la orden monástica como bhikkhunis. No obstante, Buda se mostró siempre contrario a incorporar a las mujeres a dicha orden y solo lo permitió después que Ananda se lo pidiera varias veces con algunos mandatos hacia ellas. En las escrituras Mahayana figuran ejemplos en los que se manifiestan que la mujer es inferior. A su vez en dicha obra aparecen algunas narraciones en las que mujeres jóvenes desconciertan a ancianos monjes por no reconocer la importancia de la mujer a la hora de enseñar doctrinas. Y podemos seguir con otras religiones, pero ahí lo dejo.

¿Si yo soy machista? No lo creo, yo no creo en la religión; es más, se suele decir que la mujer es el sexo débil, y debo reconocer que para mí, las mujeres son el sexo fuerte, incluyendo la fortaleza física, pues normalmente las mujeres pueden cargar a su bebé durante horas, cuando nosotros a los 10 minutos ya no aguantamos el peso. Los hombres demostramos tener menos tolerancia al dolor, pese a que contradictoriamente sólo vamos al médico cuando el dolor es insoportable, o sea, aparte de quejosos, a veces somos estúpidos. Además, las mujeres aguantan la menstruación, el embarazo, el parto, la lactancia, la menopausia, los bochornos, etc. y tampoco es para que se crean tan superiores, porque los hombres aguantamos a las mujeres, así que digamos que al final, es un empate…

Como solía decir mi amigo “el socio”, Walter Sugai: “Mujeres, raza maldita, pero que ricas son cuando se les necesita”… Y como para que se diviertan, además de reivindicarnos un poquito, les dejo algo que me llegó por internet:


El hombre descubrió el vidrio, e inventó la botella... La mujer descubrió el vidrio, e inventó el espejo.
El hombre descubrió la baraja, e inventó el juego... La mujer descubrió la baraja, e inventó la brujería.
El hombre descubrió la palabra, e inventó la conversación... La mujer la tomó, e inventó el chisme.
El hombre descubrió el dinero, e inventó el comercio... La mujer tomó el comercio, e inventó el crédito.
El hombre descubrió las transacciones, e inventó las tarjetas de crédito...
La mujer descubrió las tarjetas de crédito y nos jodimos.
El hombre descubrió el trabajo, e inventó el salario...
La mujer descubrió el salario y nos jodimos otra vez.
El hombre descubrió a la mujer, e inventó el sexo...
La mujer descubrió el sexo, e inventó el matrimonio, y ahí se jodió todo.
Después de esto, el hombre se hizo el huevón y no volvió a inventar nada.

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